El lunes pasado, con la visita de nuestro jefe de carrera Mario Dorochesi, llego un aire a cosas que me parecían conocidas pero olvidadas. Se trataba de un conjunto de cosas relacionadas con el sentir y su aplicación en el diseño, mejor conocido como "diseño sensorial".
Refiriéndome específicamente a este tema, me propuse investigar en Internet algo que le diera sustento a lo que siempre he pensado: El hombre no es una máquina. Este mundo está diseñado para aumentar la productividad en base a la aceleración de todo proceso, incluyendo el vivir, lo cual nos impide detenernos y reencontrarnos con nosotros mismos. Esto último es de lo que se aprovecha el diseño sensorial, es su herramienta básica, la cual nos saca de la velocidad vertiginosa que vivimos nuestra vida y nos hace internar en una especie de burbuja sensorial y emocional.
Pat Jordan, antiguo director de diseño de Philips, pasó muchos años estudiando cómo la usabilidad podía ayudar a mejorar el diseño. Con los años, llegó a una conclusión muy reveladora: "el enfoque tradicional de la usabilidad es deshumanizador". ¿Cómo se llega a tal conclusión? La usabilidad busca adaptar los objetos y los sistemas a los usuarios, hacerlos más humanos. Sin embargo, desde el principio, sólo ha tenido en cuenta los aspectos cognitivos, dejando de lado los emocionales. Es decir, sólo se ha fijado en lo que ocurre en el hemisferio izquierdo, ignorando el derecho. Los seres humanos son razón, pero también emoción. Para Jordan, cualquier diseño que sólo considere una de las dos facetas es deshumanizador, pues no considera a las personas en su totalidad.
Navegando en Internet me encontré con un libro llamado "Emotional Design; why we love (or hate) everyday things", de Donald A. Norman, en el cual este afirma que ya no basta con que los objetos sean funcionales para que funcionen, porque "las cosas atractivas funcionan mejor". En este libro se dan una serie de ejemplos tales como que el nuevo Mini de BMW produce en la gente una primera impresión positiva. La respuesta cognitiva es la que se produce por efecto del placer de usar un objeto de forma eficiente. Cuando comprobamos que el Mini se conduce con facilidad, nuestro cerebro genera una respuesta cognitiva. Otro ejemplo es en el cual los investigadores evaluaron diferentes diseños de cajero automático con usuarios reales. Todos los cajeros tenían los mismos botones y las mismas funciones, pero algunos de ellos tenían diseños más cuidados en la estructura, la ordenación de los botones y el aspecto de la pantalla. La mayoría de los usuarios consideraban que los cajeros más atractivos funcionaban mejor que los menos atractivos. ¿Curioso no?.
Sin duda es curioso, pero más curioso aun es el hecho que este concepto ¡no es nuevo!, de hecho este concepto viene de KANSEI, o la Ingeniería Kansei. Este es un término japonés donde la sílaba Kan significa significa sensitividad y Sei sensibilidad. Se usa de forma compuesta para expresar la cualidad de un objeto de despertar placer en su usario.
El profesor Mitsue Nagamachi desarrolló en los 70 una técnica para incorporar esos aspectos en el proceso de diseño industrial. Esta técnica, bautizada como Ingeniería Kansei, ya ha sido puesta en práctica por algunas empresas con bastante éxito como Mazda, que ha apostado por esta casi desde sus principios. Un ejemplo es, gracias al profesor Nagamachi y su equipo, el Mazda MX5 diseñado desde un comienzo mediante estas técnicas, desde la forma hasta el sonido de las puertas al cerrarse.
¿Qué tipo de diseño es el cual seguiremos?, yo apuesto por el diseño emocional, apuesto por el hombre con sus debilidades y defectos, esos que hacen la diferencia entre uno y otro, pues, es esta diferencia la que nos hace únicos y potencia variados puntos de vista que sin lugar a dudas, nos llevarán a diferentes maneras de solucionar los problemas tanto en el mundo como en el diseño.
Refiriéndome específicamente a este tema, me propuse investigar en Internet algo que le diera sustento a lo que siempre he pensado: El hombre no es una máquina. Este mundo está diseñado para aumentar la productividad en base a la aceleración de todo proceso, incluyendo el vivir, lo cual nos impide detenernos y reencontrarnos con nosotros mismos. Esto último es de lo que se aprovecha el diseño sensorial, es su herramienta básica, la cual nos saca de la velocidad vertiginosa que vivimos nuestra vida y nos hace internar en una especie de burbuja sensorial y emocional.
Pat Jordan, antiguo director de diseño de Philips, pasó muchos años estudiando cómo la usabilidad podía ayudar a mejorar el diseño. Con los años, llegó a una conclusión muy reveladora: "el enfoque tradicional de la usabilidad es deshumanizador". ¿Cómo se llega a tal conclusión? La usabilidad busca adaptar los objetos y los sistemas a los usuarios, hacerlos más humanos. Sin embargo, desde el principio, sólo ha tenido en cuenta los aspectos cognitivos, dejando de lado los emocionales. Es decir, sólo se ha fijado en lo que ocurre en el hemisferio izquierdo, ignorando el derecho. Los seres humanos son razón, pero también emoción. Para Jordan, cualquier diseño que sólo considere una de las dos facetas es deshumanizador, pues no considera a las personas en su totalidad.
Navegando en Internet me encontré con un libro llamado "Emotional Design; why we love (or hate) everyday things", de Donald A. Norman, en el cual este afirma que ya no basta con que los objetos sean funcionales para que funcionen, porque "las cosas atractivas funcionan mejor". En este libro se dan una serie de ejemplos tales como que el nuevo Mini de BMW produce en la gente una primera impresión positiva. La respuesta cognitiva es la que se produce por efecto del placer de usar un objeto de forma eficiente. Cuando comprobamos que el Mini se conduce con facilidad, nuestro cerebro genera una respuesta cognitiva. Otro ejemplo es en el cual los investigadores evaluaron diferentes diseños de cajero automático con usuarios reales. Todos los cajeros tenían los mismos botones y las mismas funciones, pero algunos de ellos tenían diseños más cuidados en la estructura, la ordenación de los botones y el aspecto de la pantalla. La mayoría de los usuarios consideraban que los cajeros más atractivos funcionaban mejor que los menos atractivos. ¿Curioso no?.
Sin duda es curioso, pero más curioso aun es el hecho que este concepto ¡no es nuevo!, de hecho este concepto viene de KANSEI, o la Ingeniería Kansei. Este es un término japonés donde la sílaba Kan significa significa sensitividad y Sei sensibilidad. Se usa de forma compuesta para expresar la cualidad de un objeto de despertar placer en su usario.
El profesor Mitsue Nagamachi desarrolló en los 70 una técnica para incorporar esos aspectos en el proceso de diseño industrial. Esta técnica, bautizada como Ingeniería Kansei, ya ha sido puesta en práctica por algunas empresas con bastante éxito como Mazda, que ha apostado por esta casi desde sus principios. Un ejemplo es, gracias al profesor Nagamachi y su equipo, el Mazda MX5 diseñado desde un comienzo mediante estas técnicas, desde la forma hasta el sonido de las puertas al cerrarse.
¿Qué tipo de diseño es el cual seguiremos?, yo apuesto por el diseño emocional, apuesto por el hombre con sus debilidades y defectos, esos que hacen la diferencia entre uno y otro, pues, es esta diferencia la que nos hace únicos y potencia variados puntos de vista que sin lugar a dudas, nos llevarán a diferentes maneras de solucionar los problemas tanto en el mundo como en el diseño.
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